Cuando lo que haces para calmarte se convierte en tu trampa
Vivimos en una sociedad que nos repite una y otra vez: “respira”, “relájate”, “haz mindfulness”. Pero, ¿y si el problema no es que estés demasiado nervioso/a, sino que te estás esforzando demasiado por no estarlo?
Suena contraintuitivo, pero a veces la búsqueda constante de calma genera el efecto contrario: más tensión, más frustración, más sensación de estar haciendo algo mal. Y si alguna vez has sentido que esas técnicas que “a todo el mundo le funcionan” a ti no te sirven de nada… no estás solo/a.
La paradoja de relajarse para dejar de estar nervioso
En Terapia Breve Estratégica hablamos de soluciones intentadas: cosas que haces para resolver un problema, pero que en realidad lo alimentan. Una de ellas puede ser, precisamente, intentar relajarte a toda costa.
Piénsalo así: si cada vez que te pones nerviosa/o te obligas a respirar profundo, a poner música tranquila, a concentrarte en tu cuerpo… y aun así no lo consigues, es fácil que empieces a pensar: “debo estar peor de lo que creía”. Así, lo que empezó como una técnica para ayudarte se convierte en una forma de confirmar que algo va mal.
¿Te suena?
- “Me pongo más nervioso/a intentando relajarme que si no hiciera nada.”
- “Hago todo lo que me dicen, pero sigo igual.”
- “Siento que fallo hasta en lo que se supone que debería calmarme.”
Es normal sentirse así. No es que tú lo estés haciendo mal. Tal vez solo estás aplicando una estrategia que no está pensada para ti, quizás si para otras personas.
Cuando relajarse no es la solución, ¿qué lo es?
En nuestro centro trabajamos desde la Terapia Breve Estratégica y no usamos técnicas de mindfulness como parte de nuestras intervenciones. ¿Por qué? Porque muchas veces el problema no está en la intensidad de la emoción, sino en lo que haces cuando aparece. Eso sí, si algo funciona te animamos a que continúes con ello.
Deja de luchar y empieza a funcionar
No se trata de eliminar el nerviosismo, sino de relacionarte de otra forma con él. Por ejemplo:
- Si lo que te agobia es una sensación física (como el corazón acelerado), quizá necesitas no intentar controlarlo, no se trata de eliminarla sino de relacionarse de otra forma. Por ejemplo: Una de las cosas que te ayudan a empeorar es intentar controlarlo. Otra de las cosas que solemos hacer que no nos funciona es darle o intentar controlar nuestros pensamientos y huir de ellos.
En TBE usamos maniobras paradójicas, como exagerar voluntariamente esos pensamientos para restarles poder (siempre acompañado/as de un profesional). Hablaremos más sobre esto.
¿Y si te relajaras haciendo justo lo contrario?
Hay personas que se calman cuando pintan, corren o incluso cuando ordenan su casa. ¿Por qué? Porque la relajación no siempre es pasividad. A veces, es acción enfocada, movimiento o simplemente cambiar el patrón que refuerza la tensión.
Ejemplos prácticos que pueden ayudarte:
- Cambio de enfoque inmediato: Si sientes ansiedad, intenta escribir en una hoja todo lo que te preocupa… pero en tercera persona. Eso genera distancia emocional.
- Pequeñas acciones desconcertantes: Si siempre intentas calmarte sentándote, prueba a ponerte de pie y caminar al ritmo de una canción absurda. Suena extraño, pero ese giro inesperado puede romper el bucle que mantiene la tensión. A veces, lo que más ayuda no es calmar el cuerpo, sino sorprender a la mente.
- Crea tu propio “antídoto”: Haz una lista de actividades que te enganchan y desconectan sin que te des cuenta (ver una serie, cocinar algo nuevo, llamar a alguien divertido). Y úsalas como interrupción estratégica.
Desde un enfoque basado en la Terapia Breve Estratégica, sabemos que muchas veces lo que mantiene un problema no es el síntoma en sí, sino cómo intentamos gestionarlo sin éxito. Y eso incluye el intento constante de relajarse. Cambiar la respuesta habitual mediante una acción inesperada o paradójica puede interrumpir los bucles automáticos de ansiedad, esos patrones que el sistema nervioso ha aprendido a activar casi sin darnos cuenta.
Este tipo de maniobras no buscan “engañar” al cuerpo, sino generar una experiencia distinta que rompa con la secuencia habitual de activación y control. Es algo que la neurociencia también apoya: al modificar nuestra conducta o entorno inmediato, alteramos la retroalimentación entre cuerpo y cerebro, favoreciendo una salida más flexible ante situaciones de tensión.
¿Y la respiración? ¿Y el mindfulness?
En nuestro centro no utilizamos el mindfulness ni los ejercicios de respiración como herramientas terapéuticas. Nuestro enfoque se basa en estrategias activas, específicas y personalizadas que buscan interrumpir el mantenimiento del problema de forma eficaz y en el menor tiempo posible.
Ahora bien, en el marco de nuestros talleres gratuitos para pacientes, sí incorporamos en ocasiones prácticas como la respiración consciente o el mindfulness con un enfoque preventivo, como forma de promover la autorregulación y el autocuidado. Estas herramientas pueden ser útiles para algunas personas, siempre que se apliquen sin exigencia ni la intención de “eliminar” a toda costa la ansiedad. En esos casos, pueden favorecer una conexión más amable con uno mismo y con el momento presente.
En definitiva, si a ti te funciona, adelante. No trabajamos desde dogmas, sino desde lo que realmente resulta eficaz para cada persona. Nuestro objetivo es acompañarte de forma respetuosa y efectiva en tu proceso.
Conclusión: No necesitas forzarte a estar bien
A veces, lo que más calma es dejar de buscar la calma. Porque cuanto más perseguimos la relajación como una meta, más inalcanzable se vuelve. En lugar de forzarte a parar, prueba a cambiar el paso. A moverte diferente. A hacer algo inesperado.
Hoy puede ser un buen día para empezar algo pequeño:
Observa qué haces cuando te sientes nervioso/a. ¿Te ayuda de verdad o te enreda más? Si mantiene tu nerviosismo o lo empeora cambia solo una cosa. Prueba una pequeña acción diferente. Recuerda: el cambio no siempre llega con silencio y respiraciones profundas. A veces llega con una risa inesperada o con un gesto absurdo.
¿Sientes que nada te calma últimamente?
En el Centro de Terapia Breve Ana Belén Medialdea, te ayudamos a identificar esas soluciones intentadas que te están estancando. A veces, no necesitas más fuerza de voluntad, sino una estrategia diferente.
Te acompañamos a desbloquear lo que se ha quedado atascado. Desde la primera sesión.