Cuando llega la primavera… y no te sientes como esperabas
Con la llegada del buen tiempo, parece que todo el mundo debería sentirse mejor. Días más largos, más luz, temperaturas agradables, más planes al aire libre… en teoría, todo invita al bienestar. Sin embargo, no siempre se vive así. Muchas personas experimentan justo lo contrario: cansancio, irritabilidad, dificultad para dormir, sensación de estar desbordadas sin saber muy bien por qué.
Es normal sentirse así, y no estás sola o solo. Este malestar, que puede parecer sin causa aparente, a veces tiene que ver con algo que no siempre se considera: el cambio de estación. Porque sí, la primavera no solo cambia el paisaje, también puede desregular cómo nos sentimos.
Lo que ocurre en tu cuerpo (y en tu mente) cuando llega la primavera
Desde una perspectiva neurobiológica, los cambios de estación afectan directamente a la química cerebral. Con la primavera, aumentan las horas de luz natural, lo cual favorece la producción de serotonina, un neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo positivo, la energía y la motivación.
Hasta aquí, todo parece una buena noticia. Pero este cambio también tiene un efecto secundario: la disminución de la melatonina, que es la hormona que regula el sueño. Al haber más luz, el cuerpo produce menos melatonina, y eso puede provocar dificultades para conciliar el sueño, despertares nocturnos o una sensación de sueño poco reparador. Y como ya sabemos, cuando dormimos mal, nuestra capacidad para gestionar el día a día se ve claramente afectada.
Por otro lado, el cuerpo tiene que adaptarse a nuevas condiciones ambientales: subidas y bajadas de temperatura, cambios de presión atmosférica, exposición a más estímulos sensoriales… Todo esto exige un esfuerzo de ajuste interno que, en algunas personas, se manifiesta como una fatiga persistente y una falta de energía difícil de explicar. A esto se le conoce como astenia primaveral, y aunque no es una enfermedad reconocida oficialmente, sí es un fenómeno descrito desde la medicina preventiva y la psicología de la salud.
Alergias que afectan más allá de la nariz
La primavera también es época de alergias. Lo que muchas personas no saben es que sus efectos van mucho más allá de los estornudos o los ojos irritados. La incomodidad física constante, el mal descanso, los efectos secundarios de algunos antihistamínicos o la sensación de no poder rendir igual que siempre, pueden tener un impacto real en el estado de ánimo.
De hecho, es frecuente que personas con alergias estacionales experimenten una mayor irritabilidad, sensación de niebla mental o incluso tristeza inexplicable. En este sentido, el cuerpo físico y el estado emocional van completamente de la mano.
¿Y si te dijera cómo empeorar voluntariamente la situación?
Sabemos que puede sonar raro, pero a veces, para entender lo que necesitamos cambiar, ayuda imaginar lo contrario: qué tendrías que hacer para sentirte aún peor.
Si quisieras sabotearte esta primavera, podrías probar con lo siguiente:
- Evitar por completo la luz natural y pasar los días encerrado o encerrada.
- Acostarte tarde viendo pantallas, forzando el cuerpo a seguir despierto aunque esté agotado.
- Reemplazar el descanso con cafeína.
- Hacer como si nada pasara, incluso cuando te encuentres al límite.
- Ignorar cualquier molestia física o emocional. Total, ya pasará solo… ¿no?
Si te has sentido reconocida o reconocido en alguna de estas conductas, no es para culpabilizarte. Al contrario: es una oportunidad para observar qué podrías cambiar, poco a poco, para sentirte mejor.
¿Y si hicieras justo lo contrario?
A veces, no necesitamos grandes soluciones, sino pequeños gestos sostenidos en el tiempo. Cambios cotidianos que envíen a nuestro cuerpo y mente el mensaje de que estamos cuidándonos, incluso si la estación del año no nos lo pone fácil.
- Exponerte a la luz natural a primera hora del día ayuda a regular tus ritmos circadianos.
- Acostarte a una hora similar cada noche, y reducir pantallas al menos media hora antes de dormir, mejora la calidad del sueño.
- Hacer ejercicio suave, como caminar o estirarte al aire libre, puede aumentar tu energía y regular el estado de ánimo.
- Si tienes alergias, no las minimices: trátalas adecuadamente y date más espacio para descansar si lo necesitas.
- Habla de cómo te sientes. No tienes que tener una razón “objetiva” para sentirte mal. Basta con que lo estés viviendo así.
Conclusión: no tienes que florecer como el resto
La primavera no tiene por qué ser sinónimo de felicidad, productividad ni energía. No hay una única forma correcta de vivir esta estación. Lo importante es que puedas escuchar lo que necesitas, sin exigirte estar bien solo porque hace sol o porque “todo el mundo” parece más animado.
Hoy puede ser un buen momento para parar y preguntarte: ¿cómo estoy de verdad? ¿Qué necesita mi cuerpo? ¿Qué necesita mi mente? Y, sobre todo, ¿qué puedo hacer —aunque sea pequeño— para cuidarme mejor esta temporada?
Recuerda: no se trata de florecer como los demás, sino de cuidarte como tú lo necesitas.
¿Y si esta primavera fuera el momento de pedir ayuda?
Si lo que estás sintiendo no parece solo cosa de la estación, o si notas que tu malestar se mantiene en el tiempo, quizá sea el momento de acompañarte de otra manera.
En el Centro de Terapia Breve Ana Belén Medialdea trabajamos desde un enfoque centrado en soluciones pero respetuoso con tu ritmo. Te ayudamos a desbloquear aquello que se ha quedado atascado, incluso cuando no hay una causa aparente.
A veces, no se trata de entenderlo todo, sino de empezar a hacer algo distinto.
Si esta primavera te está removiendo más de la cuenta, estamos aquí para ayudarte.